El presidente electo Joe Biden y su esposa, Jill Biden. (Foto/Agencia Efe)
Aspectos biográficos del presidente electo de EEUU
Redacción Tu CASA Magazine
Joe Biden superó la tartamudez cuando era niño, se convirtió en senador de los Estados Unidos a los 29 años, más tarde ocupó la vicepresidencia durante la era Obama y ahora es el presidente electo de su país, pero no todo han sido victorias. Su vida también ha estado marcada por la pérdida y el dolor.
Semanas antes de jurar al cargo en el Senado, en 1972, recibió una llamada con la triste noticia de que su primera esposa y su hija habían perdido la vida en un accidente de tráfico. Su esposa Nailia, de 30 años, y su hija pequeña, Naomi, de 13 meses, murieron. Los dos hijos varones, Beau, de tres, y Hunter, de dos, resultaron heridos de gravedad.
Tras la pérdida, Biden consideró renunciar a su escaño, pero finalmente juró unas semanas después desde el hospital, junto a la cama de uno de sus hijos que se recuperaría del choque. “Nailia era mi mejor amiga, mi mejor aliada, mi apasionante amada”, le dijo un par de años después de la tragedia a Kitty Kelley en un perfil para el Washingtonian.
“Cuanto más vivíamos juntos, más disfrutamos de todo, desde el sexo hasta los deportes. Cuando pierdes algo así, pierdes una parte de ti mismo que nunca volverás a recuperar”, confesó a la periodista. Durante años, el ahora presidente electo iba y venía en tren desde su ciudad, Wilmington, a Washington, D.C. para poder estar con sus hijos. Viajaba una hora y media cada mañana y regresaba por la noche a casa.
Su compañera de vida
Años después, Biden empezó a salir con una profesora divorciada, Jill Jacobs, a quien conoció gracias a una cita a ciegas organizada por su hermano. Jill ha contado que Joe le propuso matrimonio unas cinco veces y que, finalmente, aceptó tras despejar sus dudas sobre convertirse también en la madre de los dos niños. Biden volvió a encontrar en Jill el amor. “Me devolvió la vida”, escribió el político en sus memorias.
Y en 1981 la pareja tuvo una hija, Ashley, que ahora es una activista filántropa y diseñadora de moda. Además de ser su segunda esposa, Jill ha sido la mujer que ha estado a su lado durante los momentos más tristes y difíciles de su vida. Lo levantó tras la tragedia de perder su esposa y su hija; formó una familia con él; y arropó a sus hijos cuando acababan de perder a una madre.
No sólo eso, fue testigo del primer intento de Biden por convertirse en presidente de Estados Unidos en 1987. Jill lo acompañó durante ocho años cuando fue compañero de fórmula de Barak Obama y cuando decidió no optar por presentarse como candidato demócrata a las elecciones de 2016. La tragedia había vuelto a tocar su puerta. Su hijo mayor, Beau, había muerto de cáncer cerebral a los 46 años.
Afecto por sus hijos
Biden tiene siempre presente a su hijo fallecido. “Beau está conmigo todos los días… él me recordaría ‘simplemente sé quién eres’. Soy una mejor persona gracias a él”, dijo el presidente electo. Biden ha salido públicamente en defensa del único hijo con vida que le queda de su primer matrimonio. Hunter es adicto a las drogas y el alcohol y se ha visto envuelto en un escándalo por sus negocios con una empresa de gas ucraniana.
El día de las elecciones presidenciales, Biden visitó Scranton, una ciudad al noroeste de Pensilvania. Allí, colocó un mensaje en la puerta de una modesta casa: “De esta casa a la Casa Blanca, si Dios quiere”. En aquella casa, en sus primeros años, había vivido junto a su padre y su madre, de origen irlandés. Fue el primer hogar del próximo presidente de Estados Unidos antes de mudarse a Delaware.
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