Por Ismael Cala
Mientras se celebraba el Día Mundial de la Prevención contra el Suicidio, las redes sociales volvían a centrar la polémica: Facebook y TikTok se vieron involucradas en la transmisión en vivo de un suicidio.
Si como dice “Business Insider”, TikTok recopila más datos de usuarios que otras aplicaciones y es capaz de perfilar mejor al usuario, ¿por qué el vídeo de un suicidio ha demorado tanto en eliminarse? Además, si TikTok es la app más eficiente en conocer nuestros gustos, ¿entonces las audiencias millonarias de vídeos negativos revelan lo mal que anda el mundo?
La película “Untraceable” (“Sin rastros”, 2008) es la historia de un asesino que transmite por Internet la tortura de sus víctimas hasta la muerte. Su crueldad se acelera mientras más personas se conectan en vivo al despreciable evento online. A pesar de las advertencias policiales, el “público” sigue accediendo masivamente y así “colabora” en la muerte de inocentes. Lo de siempre: hay ficciones que se anticipan a la realidad, y realidades que siempre terminan superando a la ficción.
El tema del suicidio, y su tratamiento en medios sociales o convencionales, sigue sin encontrar un rumbo proactivo.
En América Latina, las cifras hablan por sí solas. Venezuela es señalado como el peor país: ha pasado de una tasa de cinco personas por cada 100.000, antes de la llegada al poder de Hugo Chávez, a casi diez por cada 100.000 en 2018, según datos del Observatorio Venezolano de Violencia.
En Estados Unidos, por causas completamente diferentes, la situación es escandalosa: casi once suicidios por cada 100.000 habitantes. Solo en Alaska, el dato llega a 30.
Además de las condiciones de cada país, la crisis del Covid-19 ha venido a empeorarlo todo. La ONU asegura, con razón, que…
“la pandemia ha puesto de manifiesto las décadas de abandono y falta de atención de la salud mental”.
Pero, no solo los trastornos mentales provocan conductas suicidas. Las autoridades médicas insisten en que la manifestación común es la existencia de un gran sufrimiento emocional. Entonces, ¿qué podemos hacer?
Sin dudas, incorporar el mindfulness a nuestras vidas, para cambiar el estado de consciencia.
Autoconocernos, practicar la gratitud y la meditación, hace que el éxito deje de relacionarse exclusivamente con lo exterior. La relación más importante es con nosotros mismos. ¡Iniciemos ese camino!
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