Recomendado a corto plazo y con supervision médica
Redacción Tu CASA Magazine
Los nutricionistas advierten a quienes quieran perder peso que faltan aún evidencias para recomendar la práctica del ayuno intermitente de forma extensiva y a largo plazo, y que sólo puede ser una opción útil para algunas personas y a corto plazo. Y siempre bajo la supervisión de un especialista. Esa es la recomendación que hacen los expertos.
Esta recomendación fue recorroborada por la revista médica New England Journal of Medicine (NEJM). La NEJM publicó estudios preclínicos y ensayos clínicos sobre el ayuno intermitente en animales y humanos. La pauta más conocida es ayunar durante 16 horas, que suelen incluir las ocho horas de sueño, y realizar las ingestas en las ocho horas restantes.
Los estudios demuestran que el ayuno intermitente tiene beneficios de amplio espectro para muchas afecciones de salud. El ayuno sería beneficioso contra la obesidad; la diabetes mellitus; la enfermedad cardiovascular; los cánceres; y los trastornos neurológicos. En los animales, el ayuno mejora la salud durante toda la vida.
Beneficios a corto plazo
Los estudios, centrados en los adultos jóvenes y de mediana edad con sobrepeso, han determinado que el ayuno intermitente tiene un beneficio a corto plazo. Queda por tanto por saber si las personas pueden mantener el ayuno intermitente durante años y pueden acumular potencialmente los beneficios observados en los modelos animales.
Por ello, la nutricionista Nancy Babio asegura que, “lejos de hacer una recomendación general, se debe esperar a que la ciencia confirme su seguridad y eficacia a largo plazo. Y si se sigue esta práctica se debe hacer bajo la estricta supervisión profesional”. Y continuó, “no pretendamos bajar de peso por comer una vez a la semana lechuga o hacer un ayuno”.
No es una dieta
La nutricionista indicó que nunca se debe practicar el ayuno intermitente para compensar los excesos de comida de algunas temporadas. Babio por el contrario recomienda realizar una dieta saludable a lo largo del año. Con este argumento coinciden especialistas de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
La SEEN ha indicado que el ayuno “no puede considerarse una dieta, puesto que esta pauta implica restringir alimentos durante un tiempo determinado, mientras que el concepto de dieta alude a la ingesta habitual de alimentos y bebidas”. Estos expertor hacen hincapié en que el dejar de comer podría desencadenar un trastorno alimentario en personas vulnerables.
Por otro lado, la nutricionista Luján Soler considera que es necesario planificar los menús de los días diarios y procurar realizar la rutina de las cinco comidas al día, controlando las cantidades. Comer despacio y limitar los dulces. El experto nutricional Juan Pedro Fernández Corbelle es más directo y no esconde su oposición al ayuno intermitente.
Prefiere dieta de las cinco comidas
Según Fernández Corbelles, “aunque [el ayuno intermitente] a corto plazo puede ayudar a bajar de peso, a medio y largo plazo el organismo se acostumbra a acumular grasa para cuando no tiene comida y necesita energía”. Fernández Corbelle recomienda, por tres semanas, disminuir las grasas y comer fruta entre horas y mucha verdura para desengrasar.
Fernández Corbelles es firme defensor de la dieta de las cinco comidas y de seguir unas pautas de forma individualizada porque no todas las personas asimilan las calorías de la mismas forma. “Lo que importa no es la cantidad de calorías que ingerimos, sino el nivel de insulina que tenemos en sangre después de comer”, dijo.
Con alto y bajo IG
Y continuó, “cuanta más insulina segregemos, más facilidad tenemos para que esas calorías se puedan acumular como grasas”. Y esa insulina depende del índice glucémico (IG) de los alimentos, o lo que es lo mismo del parámetro que mide con qué velocidad y en qué cantidad los carbohidratos de un alimento llegan a la sangre en forma de glucosa.
Si tomamos alimentos con IG alto se eleva la insulina en la sangre y se acumula grasa con las calorías ingeridas. Alimentos con IG alto son las papas; el pan blanco; los cereales; el arroz; los espaguetis; las bebidas gaseosas; las uvas; y los plátanos. Con un indice bajo de IG están la manzana; las berenjenas; los espárragos; el brócoli; el jamón; los quesos; y los frutos del mar.
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