Con motivo del tiempo de elecciones, dos de nuestros más queridos famosos paisanos han optado por apoyar a los candidatos que se presentan en esta elección sin precedentes. Estas es una campaña virtual, con dos contendores mayores de 70 años, con un país polarizado dentro de una pandemia mundial y para rematar el presidente y candidato Donald Trump contagiado de coronavirus. Una locura total.
Primero nos conseguimos al actor “convertido” Eduardo Verástegui. Lo llamo “convertido” por su defensa de los valores católicos que dice él, lo ha llevado a apoyar Trump. Este nativo de Tamaulipas, se tomó la política en serio y hasta fue designado asesor de la campaña presidencial. Eso sí, el actor corrió con suerte. Vive visitando la Casa Blanca pero no ha resultado contagiado con el coronavirus.
Eduardito, tu apoyas al “Pelos de Elote” porque defiende los valores cristianos. Pero, yo te pregunto ¿qué hay con el resto de los valores cristianos como el respeto a los inmigrantes, especialmente a tus compatriotas mexicanos; el respeto a la mujer; y la garantía de todos a tener derecho a la salud? Piensa bien.
La otra paisana que se anotó en la política es Eva Longoria. Ella está en el bando contrario de Eduardito y apoya a Joe Biden. Vimos a esta hija de padres méxico-americanos abriendo la Convención Nacional Demócrata. Ella fue la presentadora del evento lo que la convierte en una pionera. Es la primera figura de origen hispano en un evento de este tipo. Bravo por ti, paisana.
Luego hemos visto a Eva en distintos eventos políticos y hasta nos preocupa lo que hace. Imagínense que se fue a meter en la cueva del lobo, como dicen en la tierra caliente. Eva encabezó una caminata, con máscara incluida, por las calles de la Pequeña Habana en Miami. Ese es el distrito más “trumpista’ de todos los Estados Unidos. Tanto así que la gente está pintando las casas de color rojo con las letras en blanco que dicen MAGA.
A Eduardito y Eva les deseo buena suerte. Aunque, está más que claro que uno de ustedes dos no va a tener mucho ánimo el 4 de noviembre. Así es la política, unos pierden y otros ganan. Y me anticipo a decirle a quien resulte perdedor o perdedora, no se agüite porque cuatro años pasan volando.
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