Por Ismael cala
“La paz no es posible sin el perdón”, afirman varias instituciones de Finlandia que han pedido la aprobación de un nuevo Emoji denominado “Te perdono”. Los emojis son símbolos de la cultura digital contemporánea. Cuentan con admiradores y detractores, pero “viven” en los teléfonos de millones de personas, que los usan en sus conversaciones habituales.
Hasta ahora, según los promotores de la campaña, no existe un Emoji para perdonar. Y vale la pena tomarse el tema en serio, más allá de la representación gráfica o verbal que usemos en internet.
Hace un par de años, me conmovió el caso de la argentina Celeste Díaz, que sufrió un accidente, perdió una pierna y ahora camina con una prótesis. Ella tuvo el valor de perdonar al chofer que causó su tragedia. Y, en declaraciones a la prensa, emocionada, dijo sentir “una paz enorme” al escuchar la disculpa sincera del responsable. Aquí no solo hay vocación de entendimiento, sino también un “no” rotundo al victimismo.
Esta misma semana, el papa Francisco instó a los católicos a desterrar el culto al lamento y entregarse al amor y al perdón. Es evidente que su reclamo es válido para todos los seres humanos, incluyendo a los ateos. “Dios sabe que el mal solo se puede vencer con el bien. Nos salvó así: no con la espada, sino con la cruz. Amar y perdonar es vivir como ganadores”, dijo el Papa en una misa en Italia.
¡Hay mucho que escribir y hacer sobre el perdón! De hecho, hace pocos días llevamos el debate a una prisión de Costa Rica, por segunda vez, como parte de un programa para disminuir la violencia. También hemos diseñado el curso online “Perdonar, el camino a la libertad”, para sistematizar todo el conocimiento científico al respecto.
En resumen, para aprender a perdonar necesitamos: identificar a la persona o situación, y quizás no empezar por la más problemática; aceptar nuestros sentimientos de forma detallada y neutral, a través de un diario; y liberarnos y empezar a perdonar, a partir de un análisis compasivo sobre las causas emocionales que originaron el problema.
Nelson Mandela, icono por excelencia de la lucha y el sufrimiento personal por la paz y la justicia, afirmaba: “El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa”.
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