Fotos/ EFE
Vicente Fernández deja un legado emocional
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Con su característico sombrero ancho y siempre en compañía de buen mariachi, Vicente Fernández actuó en los escenarios más prestigiosos del mundo mostrando la riqueza musical de México y despertando emociones con cada interpretación.
Como dice una de sus más famosas canciones, Vicente Fernández sigue siendo el rey. Además lo es con el cariño incondicional de un público al que siempre le ha unido una estrecha relación marcada por la devoción y el respeto mutuo. “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, este servidor no dejará de cantar”, era la frase más esperada de este astro de la canción mexicana, en cuyos conciertos afloraba esa costumbre suya de no soltar el micrófono hasta que cesaran los aplausos.
Esto hacía que sus funciones pudieran prolongarse hasta las tres horas, sin que por ello tuviera que dejar plantado al público al día siguiente por una ronquera o una afonía, según ha dicho alguna vez. En febrero de 2016 anunció que después de una gira por Centroamérica, Suramérica, España, Estados Unidos y México se retiraría de los escenarios por el temor a que un día pudiera “causar lástima” y “defraudar a su público”, al que tanto respeto profesa. Fernández se retiro pero siguió grabando.
Vida personal
Fernández, nacido en febrero de 1940, se casó en 1963 con María del Refugio Abarca Villaseñor, con la que tuvo tres hijos, Vicente, Gerardo y Alejandro, “Los tres potrillos”, además de adoptar a Alejandra. Entre 1977 y 1987 tuvo una relación amorosa extramatrimonial con la actriz mexicana Patricia Rivera, a la que conoció en el rodaje de “El Arracadas” y es la madre de su supuesto hijo Pablo Rodrigo Fernández, ya que fue reconocido por él pero una posterior prueba de paternidad arrojó datos negativos.
Dos de sus hijos, Vicente Jr. y Alejandro, siguieron los pasos de su padre en la música. En particular Alejandro alcanza un altísimo público. También, algunos de sus nietos han seguidos sus pasos: Alex Fernández busca continuar la dinastía en el ámbito del mariachi y Camila Fernández explora el pop y el “rhythm and blues”. Por otra parte, en 1997 el cantante sufrió un fuerte impacto psicológico tras el secuestro de su hijo Vicente Fernández Jr., al que sus captores mutilaron dos dedos de una mano para presionar por el rescate.
Cantando sobre el amor y el despecho
Más allá de sus canciones y sus películas, el legado de Vicente Fernández, “El rey de la música ranchera”, recae en sus aportaciones a la emocionalidad del mexicano. “Hay un legado de educación emocional, él no lo inventa pero logra su permanencia en varias generaciones, no solo es la música ni el cine, todas sus letras educan emocionalmente a la gente, es el heredero de José Alfredo Jiménez”, asegura el crítico de cine, periodista y docente Gerardo Gil.
“Lástima que seas ajena”, “Volver, volver”, “Hermoso cariño”, “Por tu maldito amor”, entre muchas otras canciones, delinearon y exportaron cómo se vive el amor, el dolor, el arrepentimiento y el despecho en México e Hispanoamérica a través de las letras del cantante fallecido después de estar hospitalizado varias semanas.
Necesidad de un ídolo
El Charro de Huentitán tiene en su repertorio más de 100 álbumes musicales, más de 300 canciones grabadas y alrededor de 37 películas de las cuales fue productor de al menos 22 títulos. Si bien la respuesta ante la pregunta de que si el “Sinatra de la música ranchera” era buen actor o no inevitable. Pero, lo concreto es que su trabajo en el cine fue parte importante de su carrera y que su buena interpretación lo llevó a trabajar con directores de la talla de José Estrada, Alberto Mariscal o Rafael Villaseñor Kuri.
“Vicente Fernández llega en un momento en el que la industria fílmica y musical mexicana necesitaba la creación de ídolos”, asegura Gil, quien confiesa que Fernández está a la altura de íconos mexicanos como Pedro Infante, Jorge Negrete o Javier Solís. Según relata el crítico, Chente fue “una bocanada de aire fresco” en un cine que se encontraba en decadencia después del auge de la Época del Cine de Oro. “Sus personajes tenían una constante: venir de la nada; alcanzar el éxito, pero no perder la sencillez; tener aspiraciones profundas”, dijo Gil.
El único patrón
Gerardo cita el libro “El tigre: Emilio Azcárraga y su imperio Televisa” (2000) al mencionar la anécdota del día en que Fernández rechazó una propuesta de trabajo al hombre más influyente de medios de comunicación mexicana. “Azcárraga Milmo lo invitó a hacer una telenovela y Fernández aceptaría, pero el único requisito era ser el productor y que se asociara con Televisa, a eso Azcárraga le contestó: Televisa no tiene socios, y Fernández le dijo: Vicente no tiene patrones”, recuerda.
Si bien no realizó telenovelas, Fernández fue la voz de los temas principales de diversas producciones con canciones como “Esos celos” y “Para siempre”, ambas escritas por Joan Sebastián. Con la ausencia de Fernández queda un hueco muy grande por llenar en la música mexicana. “Su presencia ayudó a desarrollar una etapa musical contemporánea, pero de manera icónica y legendaria es una partida importante, aun cuando queden figuras de este género”, finaliza Mercado.
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