CRÓNICAS DEL ENCIERRO
Por Arturo Garcia
Lo que vivimos ahora no tiene precedentes. Atravesamos momentos históricos. El mundo se ha detenido, por así decirlo, sin haberse detenido. Retruécanos que no necesitan explicación. Lo que todos sentimos es similar: una especie de incertidumbre mezclada con temor y desconcierto.
Frente a nuestros ojos, un fantasma que de tan ambiguo pareciera ficticio y que seguramente dará mucho de que hablar en lo que se sortea todo lo que tiene que ver sobre su misteriosa aparición. Las voces no únicamente saldrán de periodistas y cronistas, sino también de artistas.
La incertidumbre ha golpeado a casi todos los gremios de una manera que nadie llegó a sospechar por el simple hecho que nadie en el mundo estaba preparado para lo que vivimos.
El sector cultural y creativo no se salva. La gente no está comprando arte, su mente no le permite atender lo que no es necesidad.
Sin embargo, esto no significa que los artistas paren de crear, por el contrario, lo que se vive es tierra fértil para la creatividad y la creación. Estoy seguro que saldrá mucho material de esto. El séptimo arte y la literatura ya comienzan a bosquejar sus historias; atrasito las artes plásticas, cuya huella estoy seguro será indeleble en un plano más ecuménico.
¿Cómo pasar por desapercibidas obras maestras como La “Guernica” de Picasso que da fe del bombardeo Nazi al pueblo vasco de Guernica durante la Guerra Civil española, o la elocuente “Fragilidad Humana” de Salvator Rosa acerca de la plaga que barrió Nápoles en 1655? Estas obras maestras congelaron el tiempo en lienzos.
Queda por ver la creatividad de los artistas de este siglo que vivimos en la era de Netflix y los aparatos inteligentes. Seguramente habrá manifestaciones artísticas que con elocuencia darán su versión con el poder del color, la creatividad y la por siempre inagotable imaginación humana.
Si bien pasamos por una mala racha económica, esto no tiene por qué erosionar la creatividad, por el contrario, es hora de contar, de dejar un legado histórico. Esto que vivimos va a terminar y es posible que no volvamos a vivir algo igual en lo que nos quede de vida. Hay que pintarlo, hay que interpretarlo como lo veamos. Cada ángulo artístico es y será único.
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