Cuando los adultos sufren acoso psicológico

Ana Celia Rivera Castro

Sufrir mobbing es una práctica, desgraciadamente, habitual en el mundo laboral. Las condiciones que imperan en los puestos de trabajo, en la actualidad, crean el caldo de cultivo necesario para que se produzca el acoso psicológico. Son muchos los subordinados que sufren abusos y situaciones estresantes originados por sus jefes.

El mobbing conduce al individuo a sentirse disminuido en su condición como ser humano. Y en su amplio espectro, esta forma de abuso abarca una serie de conductas por parte del acosador que ya se encuentran bien definidas. Todas ellas están dirigidas a restar las capacidades del individuo en su entorno laboral y presionarle psicológicamente hasta que el agresor culmina sus propósitos.

Pero ¿qué es realmente el mobbing?, ¿cuáles son las condiciones por las que se considera que una persona está sufriendo acoso laboral? Para empezar, hay que saber que esta palabra deriva del inglés del verbo “to mob”, que significa atacar con violencia, término introducido por Konrad Lorenz para referirse al comportamiento agresivo de algunas especies de pájaros contra sus contendientes.

Sin embargo, fue el psicólogo alemán Heinz Leymann quien, en el año 1986, denominó con la palabra mobbing a la violencia psicológica ejercida en el puesto de trabajo por parte de los superiores o los propios compañeros de trabajo. Leymann lo definió como el hostigamiento psicológico al que están expuestas determinadas personas durante un tiempo prolongado en su medio laboral.

Estrategia del acosador

Se suele dar una fase de seducción, en la cual el acosador todavía no ha manifestado su faceta violenta, pero tienta a la víctima a su aproximación. Aunque la seducción va dirigida a la víctima, ésta puede quedar enmascarada por recaer en el entorno. El mobbing resulta de la fijación del superior o de los propios compañeros, quienes dirigen sus recelos o sus propias frustraciones hacia las personas que se han convertido en sus víctimas propiciatorias.

El entorno es crítico en la existencia del acoso psicológico. Los compañeros pueden dar solución a este problema reconociendo la situación e intentando encarar al acosador. Sin embargo, los cómplices magnifican las consecuencias al permitir la conducta de los inductores y dejarle hacer. La actitud de los compañeros es básica para que el mobbing se materialice dado que hay quienes pueden conseguir beneficios a costa de los derechos usurpados al acosado.

Generalmente estos actos se cometen contra personas de valía; competentes en el trabajo; y que son admirados. Por lo tanto, para poder cumplir su propósito el acosador debe atentar contra la reputación o la dignidad personal del afectado. Se ejerce mediante comentarios injuriosos hacia la otra persona, bien mediante la ridiculización o intentando provocar la risa de los demás hacia él, por su aspecto físico, sus convicciones políticas o religiosas, su estilo de vida. 

Consecuencias sobre la víctima

En este proceso de hostigamiento laboral denominado mobbing, el afectado percibe la intención explícita de sus hostigadores de causarle daño. Esta situación crea una modalidad severa de estrés. De esta forma, el afectado no sabe cómo reaccionar ni cómo afrontar esta situación para modificar su entorno social. Las reacciones emocionales del acosado pueden verse perjudicadas hasta el punto de no poder controlar sus reacciones.

Este fracaso crea un cuadro de ansiedad que deriva en una patología propia del estrés, que de continuar con el tiempo puede agravarse hasta convertirse en crónica. En un estudio reciente hecho por expertos de la Universidad de Arizona, se determinó que el 93 por ciento de las personas sometidas a mobbing tiene los síntomas del estrés postraumático y por lo tanto tienen propensión al trastorno depresivo mayor.

Los psicólogos ya han incluido el acoso en el ambiente laboral en los manuales de trastornos psicológicos. De esta manera las victimas pueden ser examinadas por expertos en psiquiatría y tener acceso a tratamiento. Y al mismo tiempo, en vista que el trastorno ha sido tipificado, las victimas ya pueden proteger sus derechos legales, así como para documentar las fechorías que se han cometido contra ellos.