Lidiar con los eyaculadores retardados

Doctora Nancy Álvarez

Hay mujeres que se quejan diciendo que hacer el amor es casi un martirio. Esto ocurre por dos situaciones. No lubrican, y este es uno de los principales síntomas de menopausia. O lo que es lo mismo, un bajón de sus hormonas y solo lo resuelve el uso de hormonas, pero bioidénticas, por favor, porque las químicas matan.

O quizás, su pareja no dedica el tiempo suficiente para excitarla, ya que las mujeres subimos en cámara lenta y el hombre como un misil de Putin. No hay un criterio de tiempo para catalogar a un hombre como “eyaculador retardado”. Decir que dura tantos minutos, más o menos, no nos ayuda a entender lo que está pasando.

Las mujeres tienden a molestarse cuando esto ocurre, piensan que “no le gustan lo suficiente” a su pareja. Nada más lejos de la realidad. No es un trastorno del deseo sexual, por lo tanto, no tiene nada que ver con que la desee o no. Si está erecto, está claro que la desea y que le es atractiva.

Por ejemplo, no poder tener o mantener una erección, lo antiguamente llamado impotencia, tampoco tiene que ver con el deseo sexual. El hombre puede desear a la mujer, sentirse excitado, y su pene no se erecta; pero esa condición no es la que estamos abordando. Lo usual es que un hombre que se excite tenga una erección.

Lidiar con los eyaculadores retardados

Tristemente, la sexualidad pone mucho en juego nuestro ego. Nos sentimos dolidos muy fácilmente en este campo, sobre todo el hombre. Cualquier cosa es tomada como un rechazo, como un signo de que no nos desean o no nos quieren, cualquier cosa afecta nuestra autoestima.

Al reaccionar así empeoramos la situación. El afectado se convierte en quien nos agrede. Si un hombre sufre de eyaculación retardada y lo presionamos, nos ponemos a la defensiva y decimos que ya no le interesamos, que estamos feas o gordas, que quizás le gusta más otra. Hacemos un show, una pataleta. Solo logramos que se sienta peor.

Él necesita comprensión y afecto, es quien necesita ayuda, pero se convierte en el agredido por nuestra conducta.  Lo recomendable es expresarnos sin criticar, descalificar, comparar, maltratar, juzgar. Escucharle, darle ánimo y hacerle ver que, si esto ocurre con mucha frecuencia, va a necesitar ayuda profesional. Es lo correcto.